Desde
los '70 a esta parte tuve la suerte de asistir a la evolución
política argentina, casi siempre con butacas preferenciales.
Bueno, hubo momentos que dude si verdaderamente se trataba
de suerte.
Soy
un testigo vivo, como diría mi abuela. Un privilegio
que te da la vida cuando transcurrís por ella un
determinado tiempo.
Pude
ver, escuchar y posteriormente documentar mucha información
que evidencia un patrón que se repite en la historia.
La
gente - en nombre de la que se ha hecho estragos- camina
al mejor estilo Walking Dead, mas desesperanzada que nunca.
En
el medio de eso nacen los iluminatis. Una infección
que se propaga a la velocidad de la luz, regando el espectro
audible con declaraciones alocadas y disruptivas.
Siempre
detrás de nuestras desgracias hubo autores intelectuales
bien definidos. No le echemos toda la culpa a la mala
suerte. Algo no termina de morir y algo no termina de
nacer.
Los
perros tironean lo que sacaron de los tachos con bravura
a la vista atónita de los desprevenidos transeúntes.
Son pequeñas escaramuzas que ni siquiera llegan
mínimamente a un combate. Pero los animales muestran
sus tremendas dentaduras como mensaje que ese lugar es
de ellos. Que por más que se pelean, es un club
privado, cerrado, cuya admisión esta reservada
a una elite de privilegiados que llegaron por herencia
o padrinazgo, no por otra cosa.
Cuando
terminen quedara un gran desorden y ellos dirán
que fueron los otros.
Gran
parte de la sociedad esta convencida y humildemente creo
que tiene razón, que fue abandonada a la buena
de Dios hace mucho tiempo.
Usan la política para dirimir espacios de poder
y otras cosas.
En
este escenario, parece que la estrella que alimenta ese
poder está en el fin de su vida útil. Comienza
un ciclo de: "nuevo líder-esperanza-caos".
Es hora de migrar.
Cuesta
mucho trabajo saber o poder definir donde está
precisamente el poder y su verdadera composición,
porque en tiempo de reacomodamientos, los actores políticos
se comportan como electrones libres que saltan desde la
última capa de los átomos en busca de un
mejor enlace. Siempre fue así y lo seguirá
siendo. Su ligadura no es de afinidad ideológica
sino de conveniencia o puro oportunismo.
Mas
que un gobernante creo que necesitamos un médico
experto en suturas porque nuestras heridas -producto de
años de mala praxis- hace tiempo que están
abiertas y se infectaron. Somos un pueblo con más
heridas que cicatrices y no esta bien.
Temo
que en medio de tantas calamidades y con heridas abiertas
se nos cuele un nuevo parasito - virus, bacteria, algo
- para el cual no tenemos anticuerpos y el sistema lo
valide como nuevo líder, que nos lleve a una
efímera esperanza que desemboque en caos.
Si
las heridas sanaron ya pasó y la cicatriz te demuestra
cada día que el enemigo se acercó demasiado
y que no te supiste defender bien.
Todo guerrero tiene cicatrices, solo los estúpidos
la esconden y los cobardes están impecables porque
se mantienen lejos del frente de batalla.
Si la herida está mucho tiempo expuesta y no sana,
tarde o temprano, se infectará y te llevara a la
muerte.
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